El origen de estos amuletos es una leyenda tibetana según la cual, un joven monje de
la antigua religión Bön, se le ocurrió realizar un
artefacto de plata (metal mágico para los antiguos tibetanos y para
otras civilizaciones ancestrales) de forma cilíndrica, alargado, con un
tapón enroscado en la parte superior y con una anilla que permitiera su
uso como colgante. Luego, escribió en un pequeño pergamino aquello que deseaba de corazón, y, por la parte de atrás del pergamino, escribió un secreto que únicamente él
conocía; lo introdujo dentro de su colgante, el cual pendía de una cadena que lo mantenía cercano a su corazón. Fue a contarle su creación al monje superior de su monasterio,
en Wangbur, el monje superior se burló, pero cuenta la leyenda que el
joven Bön realmente demostró que su deseo se cumplió, ya que lo que
había escrito en el cofre era su deseo de llegar a ser algún día el
monje superior del monasterio de Wangbur, y así fue.
Puede que, la
perseverancia, o llevarlo colgado de su cuello para no olvidarse de su
deseo, le
llevó a verlo cumplido, continúa la leyenda relatándonos que el
joven monje, siendo ya monje superior, volvió a hacer uso del cofre de
los deseos. La causa fue que al gobernador de la zona de Wangbur no le gustaban los monjes de tradición Bön, por lo que comenzó a perseguirlos. El monje deseó que el
gobernador desapareciera, y durante una cacería, así ocurrió. La
historia corrió como la pólvora por todo el Tíbet; cuando llegó a oídos
del rey, éste mandó apresar al monje, pero el monje desapareció sin dejar rastro, no sin antes divulgar sus conocimientos sobre el
cofre de los deseos entre todos los monjes del monasterio, información
que rápidamente se extendió en el Tíbet por todos los monasterios de
tradición Bön. Nunca se supo dónde se escondió el monje, pero cuenta la
leyenda que el último deseo que escribió en su cofre de los
deseos fue poder ver la luna lo más cerca posible.
Así pues, tienes que, por una cara de un
papelito escribir un deseo que desees de corazón, y en el reverso del mismo papelito, escribe un secreto. Luego guárdalo dentro de tu cofre de los deseos cerca de tu corazón, y espera a que se cumpla. Una vez que el deseo se cumpla debes quemarlo.
Además de este tipo de cofre de los deseos, también podéis encontrar otro tipo de cajas de deseos, o secretos, de varias formas y usos. En ellos puedes guardas tus deseos, secretos, la foto alguien a quien ames... Son un regalo muy original y romántico.
Originalmente los colgantes llamados cofres de los deseos están hechos en plata, pero también se pueden encontrar de otros materiales, por ejemplo en oro, acero, o en cristal con detalles en plata.
Y para los que aún quiera ir un paso más allá, he encontrado estos colgantes con banda sonora incorporada, en los que, además de poder guardar tu pergamino, o una foto, o cualquier reliquia, tienen un mecanismo, similar al de las cajas de música, que toca una melodía. No me digáis que no son geniales.
Podéis encontrar estos, y otros modelos, tanto en joyerías, como en locales de segunda mano o en tiendas de antigüedades, y por supuesto, también por internet.