Tu Magia Interior

domingo, 8 de enero de 2017

Altar Para Selene


Mañana día 9 de Enero se celebra la fiesta en honor de la diosa Selene, según el calendario Wiccano. Selene es hija de los titanes Hiperión y Tía. El de diosa lunar es su papel principal. Selene terminó siendo suplantada en buena medida por Artemisa. En la genealogía divina tradicional, Helios, el sol, es su hermano y tiene una hermana llamada Eos que es la diosa de la aurora. En el arte, Selene era representada como una mujer hermosa de rostro pálido, conduciendo un carro de plata tirado por un yugo de bueyes blancos o un par de caballos. A menudo era retratada montando un caballo o un toro, vistiendo túnicas, llevando una media luna sobre su cabeza y portando una antorcha.

Se le conocen muchos amores, por ejemplo, con Zeus tuvo una hija, Pandia. En Arcadia fue amante del dios Pan, quien le había obsequiado una manada de bueyes blancos. Pero, su historia más conocida es la que comparte con Endimión, pastor de Caria, de la cual hay dos versiones, la primera es que, Endimión estaba enamorado de Selene y le pidió al dios Hipnos el poder de dormir con los ojos abiertos para poder contemplarla. Hipnos, quien estaba enamorado del pastor, le otorgó el don. Otra versión dice que, en una noche de verano, luego de cuidar sus rebaños, Endimión se refugió en una gruta en el monte Latmos para descansar. Esa noche clara Selene paseaba en su carruaje y su luz entró en la cueva, y así Selene pudo ver al joven dormido. Desde el momento en que la diosa lo miró se enamoró de él y descendió del Cielo para besar al joven. Endimión fue despertado por el roce de los labios de Selene sobre los suyos y, ante él, vio a la diosa brillante, y se enamoró de ella. Selene subió al Olimpo, y rogó a Zeus que le concediera a su amado el don de la eterna juventud, y poder dormir en un sueño perpetuo, del que sólo despertaría para recibir a Selene. Zeus le concedió su petición.

Existen rituales específicos para esta diosa y se realizan en la noche, aunque es posible realizarlo antes de la caída de la noche, siempre y cuando podamos contemplar la luna. En primer lugar se debe preparar un altar en el que pondremos una figura en representación de la diosa en cuestión, si no disponéis de la figura de la diosa, poned otra figura con algo representativo de la luna. Sobre el altar tendremos un cuenco de agua consagrada, un cáliz con vino y también una hogaza de pan. Para la ocasión vestiremos con el color blanco, azul claro o plateado. También son posibles los tonos grises. Primero purifícate con el agua lavando las manos y la cara. . Seguidamente moja tus dedos en el agua y deja caer unas gotas sobre el altar y los presentes a la ceremonia mientras recitas: "Que este agua limpie este espacio sagrado que queda desde ahora consagrado. Por lo que es puro y limpio, aleja de el todo lo profano".

Seguidamente se declarará la razón por la que se invoca a la diosa:
"Vengo ante Selene, la que siempre brilla, para honrar su luz y el comienzo de un ciclo nuevo. Vengo a honrarte para protejas a mi familia, dichosa por recibir tu luz, y vengo a agradecer las bendiciones que has derramado sobre mi y los mios."
Una vez hecho esto, enciende la vela y el incienso y recita la invocación:
"Escucha, Diosa Reina, portadora de luz, divina Selene, que vagas por el aire, nocturna, portadora de antorchas, doncella de la Luna, que aumentas y disminuyes, femenina y masculina, madre del tiempo, portadora de frutos, que todo lo ilumina, que todo lo ves, que te alegras en la tranquilidad y en la noche de próspero hado, brillante, dadora de gracia, adorno de la noche que gobiernas, toda sabia; ven, benévola, bienaventurada, brillando con triple luz, y salva a tus suplicantes.”
Entonces forma con tus manos un triángulo y enfoca la luna, siente pasar su energía que se concentra en el centro del triángulo, luego pasa el triángulo formado con tus manos sobre el cáliz y el pan. Es entonces cuando bebe del cáliz y se come del pan. Tras realizar esto se reza a la diosa: 
"Selene, que brillas para todos, ilumínanos, cúbrenos con tu plateado mando, cólmanos de tus virtudes, otórganos tus bendiciones, danos tu gracia. Tu que brillas siempre en el cielo y eres nuestra guía."
Tras la oración, y a modo de despedida, nos tocamos el pecho, la garganta y la frente, luego decimos:   "Que mi corazón y mi voz y mi pensamiento sean solo uno para honrarte." Finalmente al marcha se vuelve a brindar con el vino y se dice: "Salve Selene".

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